I - Los vascos en Uruguay
Traducción al español del original en euskera: Martha Marenales Rossi y Juan C. Luzuriaga Contrera
Los vascos y el Uruguay
Al referirnos a la contribución de los vascos al Uruguay es ineludible mencionar personajes decisivos de la historia de Montevideo y su jurisdicción durante los años coloniales. El fundador de la ciudad, el vizcaíno Mauricio Zabala, su primer gobernador, el alavés José Joaquín de Viana, su inicial factótum económico, el prospero armador -también vizcaíno- Francisco de Alzaíbar, ejemplifican la presencia de los nativos del País Vasco en estas márgenes platenses. Con el fin de la colonia esta presencia vasca adquirió nuevo significado, fue dilatada y polifacética. Tal vez no tengamos referencias tan tangibles como de las figuras inicialmente mencionadas pero sí más perdurables, pues fue una multitud anónima la que optó por radicarse en estas tierras.
En dos coyunturas el flujo inmigratorio fue factor que promovió una inflexión decisiva en la sociedad uruguaya: una que abarcó treinta años de la colonia (1780 a 1810), y otra que abarcó sesenta de la República entre 1830 y 1890.
Los vascos en el siglo XIX
Causas de la emigración
Las crisis agrarias, el crecimiento poblacional, el régimen de mayorazgo, el servicio militar en Francia y las guerras carlistas en la Península, fueron los motivos coyunturales para acelerar el proceso inmigratorio que por otra parte tenía dos motivadores propios, la realidad de las comarcas pirenaícas ibéricas y las ventajas que ofrecían al inmigrante de las tierras del Plata, así como la propaganda de los agentes de inmigración.
La realidad de lo territorios vascos, especialmente Gipúzcoa y Vizcaya presentaban un mayor desarrollo económico en comparación con el resto de la península. Poseían un producción diversificada que abarcaba la agropecuaria, la metalurgia, la pesca, la construcción naval, y se destacaban en actividades de intercambio comercial puesto que estaban libres de los impuestos comunes al resto del país. Esto otorgaba a sus habitantes un plus de conocimientos que les posibilitaba un desarrollo exitoso en América.
La pobreza del medio rural expulsaba a los campesinos que tenían solamente dos posibilidades, el radicarse en las ciudades e incorporarse a las fábricas o emigrar.
El mito de Montevideo y el Río de la Plata
Numerosos vascos identificaron la imagen de América con Montevideo. La pequeña ciudad del Plata se convirtió así en un imán irresistible para los jóvenes vascos. Venir a Montevideo y "hacer fortuna fácil" eran equivalentes. Así a mediados de siglo los vascos de ambas vertientes se disputaban los lugares en los barcos que partían para Montevideo de Burdeos, Bayona y Pasajes.
La realidad de Montevideo distaba de esas leyendas idealizadas.
En un concurso realizado en Urruña (Labourdi) se presentaron varios poemas entre los que se encuentra "Montevideo berriac", en dialecto laburtano, que decía así:
Todavía era joven, ya es suficiente decir,
En esa edad poco se discurre.
En cuanto oí la fama de Montevideo
Me entró la furia de abandonar el pueblo
Como la esperanza es la mitad de la vida
Las penalidades del barco ya están olvidadas
Pues según decían había oro y plata en la ciudad
Para recoger a puñados
De la misma forma que despierta uno de un hermoso sueño
Me veía mendigo en medio de riquezas
Para muchos esa realidad fue un golpe demoledor, pero también para muchos otros fue un acicate para encumbrarse a los niveles más altos de la economía y la política de su país adoptivo.
Una inserción integrada
Los inmigrantes vascos ocuparon diversas actividades, ebanistas, albañiles, herreros, en el medio urbano, otros cumplieron actividades similares a los que se desarrollaban en sus comarcas rurales de origen, los más realizaron oficios distintos a los que traían del País Vasco. Materializaron en buena parte de ellos el objetivo del inmigrante por excelencia, la mejora de su condición económica. Algunos hicieron grandes fortunas, con audacia, suerte, trabajo y a veces pocos escrúpulos. Sobre cincuenta casos estudiados de vascos con actuación pública- modelos del éxito económico-, hemos llegado a las siguientes conclusiones: los estancieros representan el 24% , comerciantes y banqueros, otro tanto, empresarios 25%, profesionales liberales, 16%, artistas e intelectuales, 6% Sacerdotes y militares también 6%.
Para casi todos naturalmente, la esperanza de la opulencia en América quedó sólo en sueños. Algunos volvieron a su patria con ahorros suficientes para adquirir su caserío y aún construir un frontón, otros menos afortunados necesitaron la ayuda de sus compatriotas para regresar a su tierra.
La mayoría vivió una mejor y nueva vida en Uruguay, por carriles menos espectaculares, pintorescos o dramáticos. Sus descendientes contaron con mejores condiciones económicas tras el sacrifico de sus padres inmigrantes.
La presencia vasca en el Uruguay del siglo XX
El Uruguay del siglo XX
Los uruguayos a lo largo de las tres primeras década de este siglo fueron protagonistas a la vez que espectadores de cambios sustantivos en múltiples aspectos. Las técnicas, la economía, la política, la sociedad en su conjunto, variaron de forma apreciable, conformando una realidad distinta a la vida imperante solo unos lustros antes. Las ventajas comparativas de la producción agropecuaria permitieron acceder al mercado europeo. Este hecho fue ventajoso en la medida en que nuestros rubros de exportación se aproximaban a los requerimientos de Europa, o sea, la demanda y la adecuación de la economía y la sociedad uruguaya a esas demandas mantienen en estos años una relación dialéctica. Al mismo tiempo se generaba una dependencia que en momentos de crisis fue extremadamente perjudicial para el país.
Fue en el área rural donde más se evidenció la presencia de vascos y sus descendientes. Los lanares proporcionaban a los vascos mediante la cría, la actividad económica más practicada y rentable. Así la quinta parte de los "nuevos ricos" del novecientos es de origen vasco.
La búsqueda de otras fuentes económicas
Para aquellos que llegaron a finales del siglo XIX la inserción exitosa en el medio rural se fue haciendo cada vez más difícil. A diferencia de sus compatriotas llegados cuarenta o cincuenta años atrás, encontraron todas las tierras ocupadas y delimitadas. Esto decidió a muchos a dedicarse a la lechería, una actividad que desarrollaron con particular éxito. El destino de la producción láctea era naturalmente la capital que crecía incesantemente en población. Las alternativas del mercado exigían al lechero emplear la audacia y el cálculo propio de la mentalidad comercial ya dominante en este siglo.
El Uruguay feliz y los vascos
La realidad económica del Uruguay en las décadas en estudio se presentaba halagüeñas a los ojos de los compatriotas y extranjeros contemporáneos. Los hombres de empresas y los políticos de la época, se sentían imbuidos de confianza irrestricta en los principios positivistas y liberales, el progreso y el bienestar al alcance de quienes se empeñaban lo suficiente en alcanzarlo. En el marco de una economía mundial liderada pro Gran Bretaña y en que la práctica liberal era un dogma de fe, las ventajas comparativas del agro del país le aseguraban una relación privilegiada con aquellas naciones que le suministraban productos manufacturados. El estado por su parte estimuló una política de sustitución de importaciones, favoreciendo a la industria y a la producción nacional. Los vascos ingresaron en la industria del cuero, el vino, la lana, el azúcar, el arroz, etc. Donde manifestaron los rasgos propios de la etnia, como la disciplina y la tenacidad, bases de una mentalidad esencialmente positiva y pragmática. La infraestructura necesaria para las nuevas industrias se basará en modelos europeos. En Europa era la herencia de sus ascendientes que crearon la "estancia negocio". Allá el "taylorismo", aquí la mestización y la estancia - empresa eslabón inicial de un circuito de producción que se inicia en la preparación de la materia prima y termina en el puerto y la exportación. Los frigoríficos, las fábricas y los barcos a vapor sustituyeron definitivamente a los saladeros y a la carreta de bueyes.
Científicos, músicos, artistas, educadores, escritores y... presidentes
Por supuesto que los vascos y sus descendientes se desempeñaron en todos los ámbitos. Entre otros destacaron, José Arechavaleta (1838-1912) fue uno de los hombres de ciencias del Uruguay finisecular. En el plano musical fue relevante Lauro Ayestarán, (1913-1965), hijo de inmigrantes gipuzcoanos, musicólogo de repercusión en el plano internacional. En las artes plásticas se destacó Carmelo de Arzadun, paisajista y colorista, hijo de bilbainos, perfeccionado en Bilbao y París, nacido en 1908. En la educación María Orticochea, "maestra de maestras", directora del Instituto Normal en 1939, Abdón Arostegui, escritor, periodista y político, Horacio Arredondo, historiador, arqueólogo y museista, Joaquín de Salteraín, médico y filántropo, Julio Raúl de Mendilaharsu, poeta, son apenas algunos ejemplos de una pléyade de intelectuales destacados en el Uruguay de la primera mitad del siglo XX: Con Manuel Oribe, segundo presidente de la República, se inicia la presencia de apellidos vascos en la primera magistratura del país. De hecho, el periodo que va de fines del siglo XIX a la tercera década del siglo XX se abre y se cierra con dos descendientes de inmigrantes vascos, en ese cargo, Juan Idiarte Borda (1895-1897) y Juan Campisteguy (1926-1930).
Centros Vascos
La colectividad vasca se organizó en el Uruguay desde las últimas décadas del siglo pasado. Inicialmente el pionero de América, el Laurak Bat de 1876, posteriormente desaparecido, en 1911 y 1912 se constituyeron el Centro Euskaro y Euskal Erria. En los años ochenta surgió Haize Hegoa, todos en Montevideo, en la década del noventa surgieron varios centros en otros departamentos del Uruguay, en Colonia, Carmelo, Rosario, Minas, Salto, Durazno, etc. Esto demuestra la identidad que tras varias generaciones mantienen los descendientes de aquellos inmigrantes vascos y los profundos sentimientos de amor a la ancestral tierra vasca y a esta que los recibió con los brazos abiertos.
A modo de conclusión
A modo de conclusión, señalaremos una vez más que los vascos abarcaron todas las esferas del quehacer humano y social en Uruguay, por lo que podemos afirmar que su integración a esta sociedad es completa e indeleble.
II - Vascos en Minas
Enrique Javier Yarza Rovira
(Extractado de Revista del Instituto de Estudios Genealógicos del Uruguay, No. 28, set. 2004)
(...) Hasta aquí hemos reseñado los principales hijos de las Provincias Vascongadas fundadores de linajes en Minas, actual departamento de Lavalleja, muchos de ellos afincados en el en el medio rural (El Soldado, Polanco, Manguera Azul, Barriga Negra) tan análogos a las montañas éuskaras que los vieron nacer.
Estos nuevos hijos adoptivos del Uruguay contribuyeron con su espíritu al crecimiento y engrandecimiento del nuevo país en gestación.
Finalizada la Guerra Grande, el Censo Estadístico del Uruguay, registra para la villa 2.382 habitantes, y para la campaña 5.707 almas.
Los resultados del censo de 1860 elevan la población del Departamento, que en 1852 era de 8.089 habitantes, a 12.852 almas. Fueron censados en todo el Departamento 11.087 orientales y 1.765 extranjeros (brasileños 705, españoles 544 y 147 franceses). Cabe señalar que la mayoría de los españoles y franceses eran de origen vasco. En la villa de Minas, por su parte, fueron empadronados 1.915 habitantes, de los cuales 1653 eran orientales y 262 foráneos, la mitad de éstos, eran españoles.
Estos guarismos en nada asemejaban la situación de despoblación del Departamento, que para 1795 contaba con apenas 505 personas (españoles 408, indios 71 y negros 20). Dentro de la categoría de españoles se ubican los criollos.
El impacto inmigratorio vasco
Conclusiones
Ciertas características de la inmigración vasca -prolongada, difusa, polifacética, de rápida inserción- pueden hacernos perder la perspectiva de su trascendencia, de su aportación concreta.
La sociedad de nuestro país en general, y la minuana en particular, sufrió una clara inflexión desde mediados a fines del siglo XIX, en términos sociales y económicos, pero fundamentalmente en lo que tiene que ver con la mentalidad: se definió una nueva escala la de valores, una concepción del trabajo, de la política. En esta conformación de las bases del Uruguay de nuestros días, los vascos protagonizaron un papel decisivo pues compusieron una corriente inmigratoria masiva, calificada y versátil.
Masiva, en la medida en que fueron factores de primer orden en el crecimiento demográfico del país: el Uruguay contaba con menos de 80.000 habitantes en 1830, y fueron varias las decenas de miles de inmigrantes que arribaron a partir del fines de siglo; este hecho es evidente y ponderable.
Calificada, por cuanto los vascos tuvieron protagonismo en todas las ocupaciones que se perfilaban como promisorias. La ductilidad de esta mano de obra se reflejó en su desempeño en todas las actividades de vanguardia que se le presentaban al nuevo país. Se incorporaron desde la primera hora a la explotación de cal, y posteriormente a la industria del tasajo en los años 1830 y 1840, cuando era un renglón fundamental de las exportaciones, y a partir de la década deI 50 acompañaron la revolución productiva que significó la explotación del lanar con criterios modernos. No fueron por cierto los únicos ni los primeros, pero sí la abrumadora mayoría. Así el Uruguay pudo sortear con éxito las crisis que en los finales del siglo pasado tuvo lugar respecto de la comercialización externa de los cueros y la carne salada. La ganadería de lanares ocupó mayor proporción de mano de obra i sedentarizó al elemento humano de la campaña. Constituyó claramente un vehículo de ascenso social ya que modestos pastores en pocos años pudieron ser dueños de grandes majadas y propiedades.
Versátiles, pues si bien fueron decisivos en la implantación de la explotación racional del ovino también participaron significativamente en otras tareas económicas que se renovaban o que surgían. En el medio rural trabajaron en el mejoramiento por mestizaje del ganado bovino, en la producción de lácteos y derivados, en el cultivo de viñedos y en la producción bodeguera. Habían puesto en práctica, en condiciones favorables para su desarrollo, los años de experiencia acumulados en esa verdadera escuela “sui generis” de producción que contituían los caseríos, centros de autoabastecimiento por excelencia. En éstos, sus moradores eran, como expresa el dicho popular, aprendices de todo y maestros de nada, pues conocían tanto el cuidado y la cría de vacunos y lanares como el aprovechamiento de sus productos y derivados, además de las diversas técnicas agrícolas y de granja, el chacinado, la hilandería y hasta la herrería y la carpintería.
Éste fue el caldo de cultivo de la transformadora y polifacética corriente inmigratoria que junto con otras protagonizó la mutación de la sociedad oriental en uruguaya.
Ante la lógica pregunta: ¿Por qué los vascos emigraron preferentemente al Río de la Plata y al medio rural, y en nuestro caso a Minas?, podemos responder, como conclusión de este estudio, que existió una clara convergencia entre la dinámica del País Vasco y la de estos países de llegada en el siglo XIX, que alentó el proceso de traslado. A nuestro juicio, la clave de esta convergencia se encuentra en la expansión del mercado europeo para los productos básicos del Plata (cuero y carnes saladas). Para satisfacer esta demanda, se necesitaba mayor fuerza de trabajo, y sobre todo, trabajadores más capaces de llevar a cabo la explotación económica dominante en la región.
Es indudable, además, que la afinidad cultural y geo-económica jugó un papel relevante, se trataba de países de cultura latina y economía pastoral. Finalmente, una vez iniciada la emigración, el efecto acumulativo de la experiencia de los primeros emigrantes incentivó nuevas partidas. Por su parte, el Uruguay ofrecía condiciones que hacían posible la inmigración. Estas condiciones pueden concretarse en los siguientes aspectos:
- Una sociedad en formación, con escasa población y estructuras sociales bastante abiertas y favorables a la promoción social y económica de los extranjeros.
- Salarios elevados, junto con precios de consumo reducidos.
- La necesidad urgente de mano de obra, calificada y no calificada.
La historia, el pasado y presente de nuestra Nación, no se puede explicar sin hacer alusión a la presencia e influencia del País Vasco. Los vascos han ocupado los más vastos sectores de la actividad productiva, industrial y cultural del país, aportando toda su sabiduría por construir los cimientos de nuestra nacionalidad.
A toda esta progenie, tanto los mencionados en este trabajo como los anónimos, pretendemos tributar nuestro más sincero, justo y cálido homenaje.
III - Barriga Negra
Daniel Arezo
Barriga Negra no es ni siquiera un centro poblado. El lugar está ubicado en el noreste del departamento de Lavalleja a unos 60 km. de Minas. Hay dos rutas para llegar allí. Una de ellas, sale por una calle de tierra del lado izquierdo del Parque Rodó en Minas. Es una ruta bastante difícil, aunque un auto un poco bajo la puede hacer igual. Esa ruta se introduce directamente en el medio de la Cuchilla Grande y te puedo asegurar que por lo menos yo no había visto nunca un paisaje como ése en nuestro país, elevaciones tan pronunciadas terminadas en punta roma, lo que hacen un deleite para la vista.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue la cantidad de especies diferentes de flores y también de animales, sobre todo aves, que se ven allí nomás al ladito de la ruta, además de las ovejas y las vacas que pastan libremente como que no fueran de nadie. Fue en otra época el hábitat inmejorable para una especie extinguida como los pumas, que fueron verdaderos depredadores de la zona de cuanto ganado se quisiera criar.
Ya te contaba que quien solicitó los primeros campos en ese apartado lugar fue Juan Bautista Areso (era con "s"), en el año 1799, y uno de los intereses era promover el crecimiento demográfico del lugar que estaba en un punto si bien bastante apartado y de difícil acceso para ese tiempo, estratégicamente especial para desarrollar algunas actividades como la ganadería y por sobre todas las cosas, la explotación de piedra en las caleras. Según pude saber, los vascos eran especialistas en ésto y su mano de obra era muy buscada por esa época porque estaban en crecimiento los centros poblados del país como Montevideo, Colonia, Minas y también San Carlos, Maldonado, y un poco mas lejos y medio perdido, Rocha.
No es casualidad que muchas familias vascas se afincaran allí, además de Areso, Zubillaga, Arrillaga, Berrueta, Beracochea... y hay algo que llama mucho la atención en Polanco -que es el pueblo más cercano a estos parajes de Barriga Negra, El Perdido y El Soldado- y es la gran cantidad de canchas de pelota vasca, muy antiguas, que hay allí construídas. Aún se conservan en algunos lugares muchas cosas que fueron e hicieron historia del lugar, como lo son los oratorios públicos, que eran especies de capillas en el medio del campo que servían para oficiar misas -en caso de conseguir algún cura- o simplemente para rezar o enterrar los muertos en sus cercanías. Así nació el cementerio de Polanco y en él el oratorio publico que aún se conserva.
Esta reseña que sigue es una descripción del suelo uruguayo, la Banda Oriental en esa época, de un señor inglés en 1805:
1.3.1 Descripciones y comentarios generales.
Los documentos históricos más conocidos datan del siglo XIX, cuando ya se han producido cambios en la vegetación del país por la acción del ganado y del hombre blanco. Sin embargo, revisten sumo interés, dado que dichos cambios aún no habían tenido el alcance que adquirieron posteriormente, en particular durante el presente siglo.
A continuación seleccionamos algunas descripciones de nuestra vegetación, entre las que existen aparentes contradicciones, explicables en parte por referirse a distintas zonas del país o por provenir de extranjeros que subjetivamente comparaban nuestros montes con los de su propio país o con los de países vecinos al nuestro como Brasil y Paraguay.
John Mawe (Ingl., 1764-1829):
"En los alrededores de Montevideo sólo falta la belleza del escenario boscoso para completar el paisaje. Varios árboles, por supuesto, crecen a las orillas del Riachuelo, cuyas maderas se utilizan para la construcción de chozas y como combustible". Más adelante dice: 'Debe destacarse que la casi absoluta falta de este artículo (madera), ocasiona aquí grandes gastos e inconvenientes: la madera para trabajos mecánicos es sumamente escasa y las planchas son tan caras que apenas se ven con pisos de madera".
Sin embargo, al referirse a la zona de Barriga Negra en Lavalleja, dice que:
"Las quebradas de estos agrestes lugares de piedra y las boscosas márgenes de los ríos ofrecen refugio a muchos animales feroces." En cuanto a la fabricación de cal, "se quema con madera y luego se envía a Colonia, Montevideo y Buenos Aires." La región que rodea a Barriga Negra "es montañosa y no desprovista de madera. Las riberas de los arroyos están profusamente cubiertas de árboles, pero raramente son de gran tamaño, porque las plantas trepadoras entrelazándose con los brotes impiden su crecimiento y forman matorrales impenetrables." Sin embargo agrega: "En algunas partes el combustible es tan escaso, que a menudo se mata una manada de yeguas y sus restos, con excepción de cueros y colas se usan para hacer fuego."
Siguiendo con la descripción que te puedo hacer, te digo que además lo que se puede ver desde la ruta son las viejas escuelas rurales -yo vi tres- y las comisarías, la 6ª es la de Barriga Negra y está arriba de un cerro en plena cuchilla.
He leído unas cuantas historias que dibujan lo difícil que debe haber sido vivir en el campo y particularmente en ese lugar en el siglo XIX. Hay un libro que narra un viaje de José Pedro Varela a Minas en 1879 con motivo de la reforma educativa, y en el que se mencionan partes policiales de la época que son imperdibles. No existían hasta ese momento los alambrados, obra de Lorenzo Latorre, y con ello el robo de ganado era permanente y las muertes violentas por asesinatos también. Era ruta de pasaje de ganado, el nombre de la ciudad de Polanco era “Paso del Polanco” en realidad, y mencionaba a quien por esas épocas era quien llevaba todo ese ganado desde la frontera o hacia ella que era un tal Sr. Polanco. Inclusive San Gregorio de Polanco, en Tacuarembó era parte de ese pasaje y debe su nombre al mismo señor.
Sin dudas que no ha sido muy próspera la historia para la gente de aquellos lugares. Hoy es una de las zonas mas pobres de todo el Uruguay e increíblemente hay informes actuales que establecen que su suelo es el más rico en minerales de toda la región.
IV - Orígenes del apellido Alzugaray
“Alzugaray: También es navarro este apellido. Procede del lugar de Narvarte, del valle y ayuntamiento de Bertiz-Arana, del partido judicial de Pamplona.
“Armas. Ostenta las armas de dicho valle. Esto es: En campo de azur y sobre ondas de plata la sirena con los cabellos de oro tendidos. El peine de oro en la mano izquierda y el espejo de plata en la derecha, cortado de las armas del valle de Baztún que son jaquelados de plata y sable.
“Escudo (1321). Bibliografía y nobleza ejecutoriada de Navarra, folio 476, número 33.”Otros datos recogidos del mismo diccionario:
“Alzugaray. Navarro. El Real Tributo de Navarra reconoció en 1700 la nobleza de Don Pedro Alzugaray, vecino de Lima (Perú) y la de sus hermanos Don Pablo y Don Martín, vecinos de Narvarte.”
ALZUGARAI se encuentra en Narbarte, Navarra. Significa la parte alta del alisal. Viene de "Altz" or "Altzu" (aliso) y "Garay" (parte alta). Algunos autores piensan que también podría significar “el alisal que es más alto que los demás alisales”.
De la web de la Fundación Álvaro Alsogaray, Argentina:
"El apellido Alsogaray o Alzugaray es el apellido de un antiguo y noble linaje vasco que está clasificado como un nombre de familia de orígen locativo.
"Los apellidos que tienen orígen locativo son aquellos que fueron tomados de una característica geográfica del sitio donde su primer poblador vivía. Según el autor Jaime de Querexeta, experto en etimología eusquera, el apellido Alzugaray está formado por los vocablos "altzu", que significa "alisal" y "garai" que significa "parte alta"; por consiguiente, el primer portador del apellido era alguien a quienes los miembros de la comunidad conocían como "el que vive en la parte alta de los alisos".
"La casa solar de este linaje estaba localizada en Narbarte, lugar perteneciente a Bertiz-Arana, del partido Judicial de Iruña, en Navarra. Emparentaron los de este linaje con los Mitxeo, naturales de Narbarte. Una de las referencias ancestrales a este apellido menciona a un Francisco de Alzugaray, quien con otros vecinos de Ondarribia, en 1725, y Miguel Ignacio de Alzugaray, vecino de la misma villa, en 1767, probaron su hidalguía ante la Justicia ordinaria de Ondarribia. Francisco de Alzugaray probó su hidalguía en la villa de Irun en 1725. De la Casa Narbarte también provino Martin de Alzugaray (nacido en 1570 aproximadamente), Señor de la Casa de Alzugaray la Alta de Narbarte, que contrajo matrimonio con Doña Catalina de Oronoz, natural del mismo lugar, dueños y poseedores de la Casa de Alzugaray.
"Dicho Martín era originario de esta Casa Solar de notoria calidad de Hijosdalgo y por serlo, los dueños de ella, han usado y usan el escudo o blasón de armas e insignias de nobleza, correspondiente a su apellido, teniéndolas fijadas en el frontispicio de la Casa: En campo de azur (azul) y sobre ondas de agua de azur y plata, una sirena con los cabellos de oro, sosteniendo un peine en su mano izquierda y un espejo de plata en su mano derecha. Su timbre son tres plumas de avestruz y el orígen es España. Según Trazegnies, faltan los libros parroquiales más antiguos en Narbarte pero existe "una sola, única y noble familia Alzugaray en dicho lugar". El primer Alsogaray en llegar a la Argentina fue el español originario de Navarra, Ambrosio de Alzugaray (el uso y costumbre hicieron que el apellido pasara a ser ALSOGARAY) . Ambrosio se casó en 1699 en Santa Fe. Fue cabildante de esa ciudad, alguacil mayor, defensor de menores y comerciante. Uno de sus hijos, también llamado Ambrosio, fue un conocido párroco santafecino.
"Un bisnieto de Ambrosio, Francisco de Alzogaray, ministro de la tercera Orden de San Francisco, fue un rico comerciante del Rio de la Plata importador de ultramarinos, en la época del Virreinato del Río de la Plata. Se casó con Mercedes Echague y Maciel (ésta era descendiente directa de Hernando Arias de Saavedra "Hernandarias", Jerónimo de Cabrera, fundador de Córdoba, y Juan de Garay, fundador de Santa Fe y Buenos Aires).
También provenía de la dinastía de Tupac Inca Yupanqui, padre de Huayna Capac, y éste, padre de Atahualpa. Y finalmente de la dinastía Real de Castilla de Alfonso el Sabio."
(De la web de la Fundación Álvaro Alsogaray, Argentina)
Pinturas: Mauricio Flores Kaperotxipi (Guipúzcoa, 1901-1997).



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