El bisabuelo Maximiano Felisberto Caetano Da Costa (1853) se casó con Joaquina Úrsula Machado Correa el 22 de febrero de 1866 en Santa Isabel, Municipio de Arroyo Grande, Brasil.
La bisabuela Joaquina Úrsula nació en Arroyo Grande en 1850, y falleció en Cerro Chato el 24 de mayo de 1921, cumplidos 70 años. Era hija de Ignacio Machado Da Costa (Río Grande, 1805), casado en 1833 con Joaquina Correa Correa (Río Grande, 1809).
Obsérvese cómo el apellido da Costa aparece también en la familia de la esposa de Maximiano.
Joaquina Correa procede de una familia de las que fueron traídas por la fuerza en los tiempos en que el virrey Cevallos logró conquistar Río Grande y obligó a muchas familias portuguesas a venirse a la Banda Oriental.
Así se fundó San Carlos, por ejemplo y se pobló la campaña de Maldonado. Muchas de esas familias terminaron retornando a Brasil; otras quedaron en el medio del camino, en Treinta y Tres y Cerro Largo.
Tal parece ser el caso de esta familia, así como también el de la familia Machado.
Joaquina Correa, madre -repito- de la bisabuela Joaquina Machado- fue hija de José Correa de Oliveira, nacido en 1779 en Río Grande y casado en 1805 con Isabel Faustina Correa de Brum, brasileña nacida en 1781.
Aquí es donde se establece el parentesco con el célebre "Comendador Correa", hombre poderoso y de fortuna incalculable, propietario en su momento de medio estado de Río Grande del Sur, y, según cuentan, en Uruguay prácticamente de todo el departamento de Rocha y parte del de Maldonado.
Joaquina Correa era hermana del famoso Domingos Faustino Corrêa, el Comendador que labró su inmensa fortuna explotando minas de oro y piedras preciosas con mano de obra esclava, recibiendo el título de Comendador por parte de Pedro II.
El testamento se abrió a los cien años de su muerte, tal como dejó estipulado días antes de morir. Hacia los años '70 la fastuosa herencia alborotó a miles de probables e improbables herederos de Brasil, Uruguay y Argentina.
Al no tener el Comendador descendientes ni ascendientes sucesivos, se instituyó como herederos universales a los hijos de sus siete hermanos o de sus sucesores. Ahí se originó el desparramo.
En el testamento el Comendador Correa cede algunos bienes a un cierto número de personas para su usufructo, pero advierte que al cabo de cuatro generaciones deberán volver a sus legítimos herederos.
Esto fue lo que desató la fiebre de los presuntos legatarios, aunque en realidad el testamento era imposible de cumplir.
Cuenta Ariel:
"Recuerdo hace ya algunos años, cuando viajaba con frecuencia al este del país por razones de trabajo. Conversando con el señor Gula, director de Turismo de Rocha, me comentó que los terrenos de Valizas no se regularizaban ¡porque legalmente todavía eran tierras reclamadas por los sucesores del Comendador Correa! Cabe aclarar que cuando se abrió el antedicho testamento, en la década del 70, prefirieron mandarlo al fuego, entre otras razones porque los herederos reclamantes sumaban varios miles, la tramitación habría llevado otros cien años. Pero el obstáculo mayor era que en las tierras del Comendador se habian levantado nada menos que ciudades como San Pablo y Porto Alegre, para citar a las dos mayores. Solucionar títulos, reclamaciones y nuevos títulos podría haber llevado varios siglos."
Lo cierto es que todavía hoy, en 2021, en Entre Ríos y otras zonas hay quienes continúan los trámites por la susodicha herencia, causa ya cerrada definitivamente tanto en Brasil como en Uruguay.

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